lunes, 22 de abril de 2024

23 de abril del 2024: martes de la cuarta semana de Pascua

 

Del invierno a la primavera

 

(Juan 10, 22-30) “Si eres el Cristo, dínoslo abiertamente”, preguntan los judíos. ¿Pero están listos para escuchar la respuesta? Sus oídos y ojos están velados. Era invierno, dice el texto, invierno en los corazones. Para reconocer a Jesús el Cristo, debemos remontarnos a la fuente de los orígenes y reconocer en su voz la Palabra creadora del Dios que nos trae al mundo. “El Padre y yo somos uno. »

Colette Hamza, Javiera


(Hechos 11, 19-26) En los días de Bernabé y Pablo, el nombre o palabra “cristianos” evocaba el gozo de muchas conversiones, la gracia y el poder del Espíritu obrando en los corazones de sus contemporáneos  En nuestros días, ¿Qué está asociado al nombre cristiano? ¿Cómo redescubrir esta alegría original de creer en Jesucristo?



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,19-26):

EN aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 86,1-3.4-5.6-7

R/.
 Alabad al Señor, todas las naciones

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.

«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
odos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».
 R/.

 

 

Evangelio de hoy

Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

SE celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».


Palabra del Señor

 

*************


 Aprendiendo el lenguaje de Dios

 

Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis…”

 

Juan 10: 24-25

 

 

¿Por qué estas personas no sabían que Jesús era el Cristo? Querían que Jesús les hablara “claramente”, pero Jesús los sorprende al decirles que Él ya respondió a su pregunta, pero ellos “no creen”. Este pasaje del Evangelio continúa la hermosa enseñanza acerca de que Jesús es el Buen Pastor. Es interesante que estas personas quieran que Jesús hable claramente sobre si Él es el Cristo o no, pero en cambio, Jesús habla claramente sobre el hecho de que no creen en Él porque no están escuchando. Han pasado por alto lo que Él ha dicho y quedan confusos.

 

Esto nos dice que Dios nos habla a su manera, no necesariamente de la manera que nos gustaría que hablara. Habla un lenguaje místico, profundo, dulce y oculto. Revela Sus misterios más profundos solo a aquellos que han venido a aprender Su idioma. Pero para aquellos que no entienden el lenguaje de Dios, se instala la confusión.

 

Si alguna vez te encuentras confundido en la vida, o confundido acerca del plan que Dios tiene para ti, entonces quizás sea el momento de examinar con qué atención escuchas la forma en que Dios habla. Podríamos rogarle a Dios, día y noche, que nos “hable claramente”, pero Él solo hablará de la manera que siempre ha hablado. ¿Y cuál es ese idioma? En el nivel más profundo, es el lenguaje de la oración infundida.

 

La oración, por supuesto, es diferente a solo decir rezos. La oración es, en última instancia, una relación de amor con Dios. Es una comunicación al nivel más profundo. La oración es un acto de Dios dentro de nuestra alma por el cual Dios nos invita a creer en Él, a seguirlo y a amarlo. Esta invitación se nos ofrece continuamente, pero con demasiada frecuencia no la escuchamos porque no oramos de verdad.

 

Gran parte del Evangelio de Juan, incluido el Capítulo Diez que leemos durante estos días, habla de manera mística. No es posible simplemente leerlo como una novela y comprender todo lo que Jesús dice con una sola lectura. La enseñanza de Jesús debe ser escuchada en tu alma, con oración, meditada y escuchada. Este enfoque abrirá los oídos de tu corazón a la certeza de la voz de Dios.

 

Reflexiona hoy sobre las misteriosas formas en que Dios se comunica contigo. Si no comprendes cómo habla, ese es un buen punto de partida. Dedica tiempo a este Evangelio, meditándolo en oración. Medita en las palabras de Jesús, escucha su voz. Aprende Su idioma a través de la oración silenciosa y permite que Sus santas palabras te atraigan hacia Él.


 

Mi misterioso y oculto Señor, me hablas día y noche y continuamente me revelas Tu amor. Ayúdame a aprender a escucharte para que pueda profundizar en la fe y llegar a ser verdaderamente Tu seguidor en todos los sentidos. Jesús, en Ti confío.

domingo, 21 de abril de 2024

22 de abril del 2024: lunes de la cuarta semana de Pascua

 

Pasar por la puerta


(Juan 10, 1-10) Conociendo la voz del verdadero pastor, todos son llamados a Él por su nombre y somos llamados a él juntos. Todos, no como borregos, sino en la libertad de nuestras singularidades ajustadas a la comunidad en marcha. “Yo soy la puerta”, dice Jesús, abierta al encuentro, como una brecha, un paso, una Pascua, promesa de vida en abundancia. Atrevámonos, sin miedo, a cruzar la puerta, Él está delante de nosotros. ■

Colette Hamza, Javiera


(Juan 10, 1-10) Entre todas las voces que me llaman, ¿Cuál sabe mi nombre y me habla personalmente? ¿Cuál nunca me defrauda, ​​sino que va a mi encuentro en el camino de la vida para iluminar mis pasos y guiarme con amor? Esa voz es la de Cristo.

 


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,1-18):

EN aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».
Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:
«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí:
«De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.
En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿Quién era yo para oponerme a Dios?».
Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 41,2-3;42,3.4



R/.
 Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra del Señor

 


**************


 Reconociendo la voz de Dios



…el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz:

 

Juan 10: 2-4

 

 

¿Reconoces la voz del Pastor? ¿Te guía todos los días, guiándote hacia Su santa voluntad? ¿Cuán atento estás a lo que Él habla cada día? Estas son algunas de las preguntas más importantes para reflexionar.

 

Reconocer la voz de Dios es algo con lo que muchas personas luchan. A menudo hay muchas “voces” en competencia que nos hablan todos los días. Desde las últimas noticias en los titulares, a las opiniones de amigos y familiares, a las tentaciones que nos rodean dentro del mundo secular, a nuestras propias opiniones auto-dibujadas, estas "voces" o "ideas" que llenan nuestras mentes pueden ser difíciles. para clasificar. ¿Qué es de Dios? ¿Y qué es de otras fuentes?

 

Reconocer la voz de Dios es posible. En primer lugar, hay muchas verdades generales que Dios ya nos ha dicho. Por ejemplo, todo lo que contienen las Sagradas Escrituras es la voz de Dios. Su Palabra está viva. Y cuando leemos las Escrituras, nos familiarizamos cada vez más con la voz de Dios.

 

Dios también nos habla a través de suaves inspiraciones que resultan en Su paz. Por ejemplo, al considerar una determinada decisión que quizás debas tomar, si presentas esa decisión a nuestro Señor en oración y luego permaneces abierto a lo que Él quiera de ti, a menudo Su respuesta llega en la forma de una profunda y segura paz de corazón.

 

Aprender a reconocer la voz de Dios en tu vida diaria se logra construyendo un hábito interior de escuchar, reconocer, responder, escuchar un poco más, reconocer y responder, etc. Cuanto más escuches la voz de Dios, más reconocerás Su voz de la manera más sutil, y cuanto más llegues a escuchar las sutilezas de Su voz, más podrás seguirlo. Al final, esto solo se logra mediante un hábito continuo de oración profunda y sustentadora. Sin eso, será muy difícil reconocer la voz del Pastor cuando más lo necesites.

 

Reflexiona hoy sobre lo atento que estás a Dios en la oración. ¿Cómo es tu oración diaria? ¿Pasas tiempo cada día, escuchando la dulce y hermosa voz de nuestro Señor? ¿Buscas formar un hábito mediante el cual Su voz se vuelva cada vez más clara? Si no es así, si te cuesta reconocer Su voz, entonces toma la decisión de establecer un hábito más profundo de oración diaria para que sea la voz de nuestro amoroso Señor quien te guíe todos los días.

 


Jesús, mi Buen Pastor, me hablas todos los días. Constantemente me revelas tu santísima voluntad para mi vida. Ayúdame a reconocer siempre Tu suave voz para que pueda ser guiado por Ti a través de los desafíos de la vida. Que mi vida de oración se vuelva tan profunda y sostenida que tu voz siempre resuene en mi corazón y en mi alma. Jesús, en Ti confío.

9 de mayo del 2022: lunes de la cuarta semana de Pascua


(Juan 10, 1-10) Entre todas las voces que me llaman, ¿Cuál sabe mi nombre y me habla personalmente? ¿Cuál nunca me defrauda, ​​sino que va a mi encuentro en el camino de la vida para iluminar mis pasos y guiarme con amor? Esa voz es la de Cristo.

 


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,1-18):

EN aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».
Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:
«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí:
«De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.
En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿Quién era yo para oponerme a Dios?».
Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 41,2-3;42,3.4



R/.
 Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra del Señor

 


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 Reconociendo la voz de Dios



…el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz:

 

Juan 10: 2-4

 

 

¿Reconoces la voz del Pastor? ¿Te guía todos los días, guiándote hacia Su santa voluntad? ¿Cuán atento estás a lo que Él habla cada día? Estas son algunas de las preguntas más importantes para reflexionar.

 

Reconocer la voz de Dios es algo con lo que muchas personas luchan. A menudo hay muchas “voces” en competencia que nos hablan todos los días. Desde las últimas noticias en los titulares, a las opiniones de amigos y familiares, a las tentaciones que nos rodean dentro del mundo secular, a nuestras propias opiniones auto-dibujadas, estas "voces" o "ideas" que llenan nuestras mentes pueden ser difíciles. para clasificar. ¿Qué es de Dios? ¿Y qué es de otras fuentes?

 

Reconocer la voz de Dios es posible. En primer lugar, hay muchas verdades generales que Dios ya nos ha dicho. Por ejemplo, todo lo que contienen las Sagradas Escrituras es la voz de Dios. Su Palabra está viva. Y cuando leemos las Escrituras, nos familiarizamos cada vez más con la voz de Dios.

 

Dios también nos habla a través de suaves inspiraciones que resultan en Su paz. Por ejemplo, al considerar una determinada decisión que quizás debas tomar, si presentas esa decisión a nuestro Señor en oración y luego permaneces abierto a lo que Él quiera de ti, a menudo Su respuesta llega en la forma de una profunda y segura paz de corazón.

 

Aprender a reconocer la voz de Dios en tu vida diaria se logra construyendo un hábito interior de escuchar, reconocer, responder, escuchar un poco más, reconocer y responder, etc. Cuanto más escuches la voz de Dios, más reconocerás Su voz de la manera más sutil, y cuanto más llegues a escuchar las sutilezas de Su voz, más podrás seguirlo. Al final, esto solo se logra mediante un hábito continuo de oración profunda y sustentadora. Sin eso, será muy difícil reconocer la voz del Pastor cuando más lo necesites.

 

Reflexiona hoy sobre lo atento que estás a Dios en la oración. ¿Cómo es tu oración diaria? ¿Pasas tiempo cada día, escuchando la dulce y hermosa voz de nuestro Señor? ¿Buscas formar un hábito mediante el cual Su voz se vuelva cada vez más clara? Si no es así, si te cuesta reconocer Su voz, entonces toma la decisión de establecer un hábito más profundo de oración diaria para que sea la voz de nuestro amoroso Señor quien te guíe todos los días.

 


Jesús, mi Buen Pastor, me hablas todos los días. Constantemente me revelas tu santísima voluntad para mi vida. Ayúdame a reconocer siempre Tu suave voz para que pueda ser guiado por Ti a través de los desafíos de la vida. Que mi vida de oración se vuelva tan profunda y sostenida que tu voz siempre resuene en mi corazón y en mi alma. Jesús, en Ti confío.

 

sábado, 20 de abril de 2024

21 de abril del 2024: cuarto domingo de Pascua

 

En el corazón de la relación trinitaria


La liturgia de este Domingo de Pascua nos sitúa en el centro de una relación trinitaria. 

¿Qué distingue al buen pastor del pastor mercenario sino el vínculo de pertenencia al rebaño? Como las ovejas no le pertenecen, el pastor asalariado huye al ver al lobo dispersando las ovejas. 

El verdadero pastor conoce a sus ovejas y sus ovejas conocen al que cuida del rebaño. Este conocimiento mutuo es la base de la relación de confianza con las ovejas, que escuchan y reconocen la voz de su pastor. Se dejan llevar por el camino recto para descansar sobre prados de hierba fresca, sin temor a cruzar los barrancos de la muerte (cf. Sal 22 [23]). Porque su Pastor da su vida para reunir a las ovejas dispersas y conducirlas al Padre. El vínculo que une al pastor y a sus ovejas tiene su origen en la relación trinitaria: el amor del Padre y del Hijo establece la ofrenda de Jesús que da su vida gratuitamente. 

El conocimiento interior del buen pastor a través de sus ovejas y de las ovejas a través de su pastor tiene su origen en el conocimiento del Padre a través del Hijo y del Hijo a través del Padre. Así, quien pone su confianza en su pastor, mediante la presencia activa del Espíritu Santo, da testimonio de la salvación realizada en Jesucristo. En su nombre continúa la obra de salvación, como Pedro y los discípulos con el hombre al que liberaron de su enfermedad.

¿Qué haré para escuchar y reconocer la voz del Señor en mi vida diaria?
¿Cómo puedo concretamente tomar mi parte y comprometerme con el Señor para trabajar por la unidad?
 

Anne Da, Javiera


Pastores con Él


Jesús Resucitado adopta el rostro del Buen Pastor. El vela por nosotros, las ovejas de su redil, y quiere conocernos mejor. Además, Él nos invita a adoptar la actitud pastoral de la cual hace prueba no solamente con sus cercanos sino también con las personas que no están todavía dentro de su “rebaño”.



Lectura del santo evangelio según san Juan (10,11-18):

En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»
Palabra del Señor




A guisa de introducción:

Responsables de (la) humanidad  (para vivir y hacer vivir)

La imagen del Pastor significaría poca cosa para nosotros si no estuviéramos familiarizados con la Biblia…

Vemos evolucionar los pastores tanto en el Antiguo como Nuevo Testamento, textos todos impregnados de la manera de hacer del Oriente. La vida pastoral ha marcado tanto la experiencia de Israel que las relaciones entre Dios y su pueblo, son a menudo comparadas con un pastor y su rebaño. Ya el Antiguo Testamento en el Salmo 23 compara a Dios con un pastor y al pueblo de Israel con sus ovejas.

Pasto y pastor en español se parecen…el pastor es aquel que tiene a su cargo el cuidado de un grupo de bestias (rebaño, hato), es decir hace « pastar », comer pasto…para que se alimenten, estén bien, crezcan, se fortalezcan sus animales…Pero además las protege de las amenazas naturales (tiempo inclemente, bestias salvajes como el lobo).

En la religión cristiana (yo prefiero decir "estilo de vida cristiano")  es muy común la comparación de la comunidad de los que siguen a Cristo con un rebaño, o sea un grupo de ovejas…

En el catolicismo el pastor (padre, sacerdote) se diferencia de los fieles. Para los Protestantes cristianos el pastor es el ministro del culto…En general según las jerarquías eclesiásticas, Pastor es el guía de una colectividad, y así es tanto pastor el Papa, como el obispo, el diácono, o un laico (sin ordenes sagradas).

En nuestros días también se habla de la PASTORAL, y entonces la entendemos como todo aquello que se realiza, se hace por el bien integral de una comunidad de creyentes cristianos: la celebración de la Palabra y sacramentos  (liturgia), la enseñanza de la doctrina (catequesis), el ejercicio de la caridad.

Y en el, y por el Bautismo, se entiende ampliamente más los affaires del PASTOR, en cuanto cada bautizado se convierte en :

1.     SACERDOTE (hace el sacrificio, celebra la Liturgia, festeja la fe),
2.     PROFETA (Anuncia y enseña la Palabra),  y
3.     REY (guía, gobierna, administra bienes, ejerce justicia, hace patente la caridad).

El evangelio de este domingo nos habla de Jesucristo como el Buen Pastor, nos presenta al Hijo de Dios como el guía por antonomasia de los que creen en Él (su rebaño) y del resto de la humanidad (“otras ovejas que no son de este redil”). Jesús ha retomado esta imagen a su propia cuenta y riesgo. El es el Buen Pastor que da la vida por las ovejas que le ha confiado el Padre.

Tras sus pasos, la Iglesia (Asamblea, comunidad de sus amigos, de quienes creemos en Él) quiere continuar la obra de salvación y comprometerse sobre la misma ruta, camino, vía de las actitudes y gestos pastorales.

Los diferentes ministerios y carismas que se desarrollan en el seno de las comunidades las hacen dinámicas, vivas, y si les es posible de vivir inspirados por la Palabra de Cristo y alimentados por su Cuerpo y Sangre (Eucaristía), ellas entonces están llamadas a transmitir su vida. Tal es el sentido de esto domingo de la oración por las vocaciones que celebramos este 4º domingo de Pascua.

Así, ejercer el pastoreo o poner en práctica la pastoral no es más que ser RESPONSABLES DE HUMANIDAD.

En nuestros tiempos modernos, caracterizados por el individualismo (“importo yo y nada más”)  o la proclamación de una falsa libertad (“hago lo que se me venga en gana”) e independencia ilusa (“No tengo que rendirle cuentas a nadie”), la vivencia de una pastoral, corresponsabilidad con Dios sobre el mundo no es tan evidente…Nuestra pastoral se ha convertido por tiempos en apología (defensa de los valores y principios, enseñanzas de la fe cristiana), hoy más que nunca se refleja en la lucha y combate por mantener viva, actual y transformante la Palabra de Dios, la enseñanza,  práctica y vivencia de los sacramentos como “claves de la existencia”.

Así ser pastor en un mundo y sociedad que se declaran autónomas, libres y que degeneran en relativistas (“todo se vale, nada es paradigma, todo y nada es verdad”) parece ser “insensato”, “cosa de locos”, una “vaina trasnochada”.

Si de algo adolecemos hoy es de la ausencia de pastores convencidos, de guías con determinación, de profetas valientes y audaces. Los primeros pastores que están en crisis de autoridad hoy, que no saben cómo guiar y dar el ejemplo correcto a sus hijos son los padres de familia…Su responsabilidad les pesa y a muchos les aparece “pesada”…”Porque para dar ejemplo es necesario privarse de muchas cosas, no ser egoísta, (“sacar tiempo y no solo dinero para invertir en los hijos”).

Las comunidades inspiradas, guiadas y alimentadas por Cristo están ahí “para vivir y hacer vivir”. Con Jesús es toda una vida que se comunica por:
1.     Relaciones fraternales renovadas;
2.     Un lugar para los pobres y extranjeros, los no creyentes:
3.     Una vida comprometida en el seguimiento de Jesús


****


La imagen del pastor llegaría a adquirir, desde el inicio mismo del cristianismo, tal entidad que toda la tarea de la Iglesia habría de recibir la denominación de “pastoral”, incluidos los responsables de la misma, a quienes se designaría “pastores”.
¿A qué se debe que esa misma imagen hoy provoque indiferencia o rechazo? Al propio cambio sociocultural. Para empezar, es comprensible que  imágenes propias de una cultura agraria no sean significativas para quienes vivimos en una sociedad industrial avanzada; se ha perdido la referencia.
Pero no es solo que no sea significativa. Provoca incluso rechazo de entrada porque, en nuestra cultura, evoca actitudes de dominio o, al menos, de paternalismo y del correspondiente “borreguismo”. Poder y sumisión son realidades correlativas, que se reclaman y se sostienen mutuamente. Traigo un texto de José Antonio Marina que lo expresa con claridad:
En las sociedades orientales antiguas –Egipto, Asiria, Judea- el arquetipo del gobernante es el pastor, que guía y conduce a sus ovejas. Basta que el pastor desaparezca para que el ganado se disperse. Su papel consiste en salvar al rebaño. Esta figura del monarca implica una figura correlativa del súbdito. Es una oveja que no puede dirigir sus actos, no sabe dónde están los pastos y, si no fuera por el pastor, se perdería y se la comería el lobo. Resulta cuando menos anacrónico que la figura del pastor siga usándose en la pastoral cristiana”.

 


Aproximación psicológica al texto del evangelio: (2)

Yo no trabajo por dinero!


No hay nada deshonroso en trabajar por el dinero.

En la parábola de los obreros de la última hora Jesús nos presenta trabajadores que intercambian sus servicios por una suma de dinero y no hay nada que nos deje entender que haya algo a reprochar o a condenar (Mateo 20,1-16). Lo que denuncia el evangelio no es el hecho de trabajar por dinero sino el hecho de vivir para el dinero (Lucas 16,13).

Pero aquel que solo trabaja por la pecunia (la lana, la plata...) no tiene una fuerte implicación personal en su trabajo y arriesga de no preocuparse seriamente de los bienes, de los animales o de las personas que le han sido confiados: “ellos les importa poco”, dice Jesús (v.13). Él puede abandonar o renunciar al trabajo de una manera relativamente concienzuda, pero no más.

El no hace nada más que lo previsto en su contrato laboral o en su convención colectiva.

"Yo no soy así- dice Jesús- Yo no trabajo por dinero ni por otra ventaja imaginada, material o psicológica. He reunido algunos discípulos porque para mi tenia sentido hacerlo, hemos aprendido a conocernos y yo me siento responsable de ellos ahora. Lo que hemos vivido juntos, he querido ofrecerlo a otros, los descubrimientos que he hecho, quiero compartirlos con todos."

Mas esta critica psicológica no toma toda su fuerza sino cuando la critica política viene agregarse a ella. Si asociamos este pasaje a lo que precede, encontramos en efecto una critica a la manera de ejercer el poder que se relaciona de cerca con la Palabra de Jesús en Marcos 10,42-45: “Los grandes tienen las naciones bajo su dominación. No debe ser así para ustedes. Al contrario, si alguien quiere ser grande entre ustedes, que él sea su servidor (…) porque el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido sino para servir y dar su vida por la multitud”.

En el versículo 10, Jesús dice: “el ladrón no viene sino para robar…yo he venido para que los hombres tengan la vida…”

Sucede a menudo que los jefes se hagan servir y que hagan sentir su poder sobre los demás. Más aun todavía, ellos se sirven mismo los bienes que administran y las numerosas ocasiones (oportunidades ) que les son dadas.

El poder que tengo, no es así como lo ejerzo,  dice Jesús. Yo no me centro sobre mi propia ventaja, sino en la vida del otro, “yo he venido para que los hombres y las mujeres vivan, y que vivan intensamente (en abundancia)” (Jn 10,10).

Este es el género de poder que Dios mismo ha querido ejercer sobre su pueblo, en el Antiguo Testamento: un poder centrado en el crecimiento del otro, y no en las necesidades del jefe: “la bestia perdida yo la buscaré, (…) la enferma, yo la curaré…” (Ez 34,16).

Y es a esto a lo que Jesús se ha sentido llamado (“Yo suscitaré a la cabeza de mi rebaño un único pastor; él te hará pastar…” Ez 34,23) y esto llegará a ser la aventura global de su vida, hasta el don de él mismo.

He aquí en fin el tipo de relación que Jesús desea sus discípulos tengan entre ellos, tal como Juan lo ha comprendido: “nosotros también debemos dar la vida por nuestros hermanos”(1 Jn 13,16).



Reflexión  Central      (3)

Yo conozco mis ovejas


Cada año en el 4o domingo de Pascua, la liturgia nos habla del buen Pastor, utilizando cada vez un texto diferente del evangelio del capitulo 10, capitulo que uno lee en integridad durante los 3 años.

El símbolo del pastor que conduce su rebaño está presente en todo el Antiguo Oriente para designar los reyes y los jefes de clan (grupo familiar o étnico). En la Biblia, esta imagen se aplica también a Dios, el Pastor de su Pueblo: “He aquí  vuestro Dios que viene: como un pastor, hace apacentar su rebaño; Él reúne las ovejas dispersas, él carga en sus espaldas los corderillos, procura frescor a las ovejas que le siguen” (Isaías). “El Señor es mi pastor, nada me falta (Salmo 22). Jesús mismo se presenta como “el buen pastor”.

La comparación era fácil de comprender para un  pueblo de nómadas en marcha hacia la Tierra Prometida. Sus más grandes jefes habían sido pastores: Abraham y sus rebaños, Moisés, pastor en el desierto que recibe la revelación de la zarza ardiente, David que guarda las ovejas de su padre en Belén.

En el antiguo oriente, el pastor no era un personaje romántico como se nos representa frecuentemente hoy. El Pastor era un hombre de coraje, que sabia defender sus ovejas de los animales salvajes y de los ladrones. En el primer libro de Samuel 17, 34-36, David dice al rey Saul quien quería impedirle combatir contra el gigante Goliat: “cuando yo apacentaba las ovejas de mi padre y en eso venia un león o un oso que se llevaba una oveja del rebaño, yo lo perseguía, lo golpeaba y se la arrancaba de sus fauces. Y si él venia contra mi yo le tomaba y lo golpeaba hasta matarlo”.

En el cristianismo la representación de Cristo, el Buen Pastor se encuentra por todos lados : en las catatumbas, en las casas de los cristianos, en sus salas de reunión. Es una de las primeras imágenes del Señor Resucitado y nuestra « práctica pastoral » ha tomado su nombre de esta representación del Señor, el Pastor de su Pueblo. Todavía hoy, los obispos utilizan el cayado, bastón o báculo del Pastor como símbolo de su ministerio pastoral.

El Buen Pastor, es aquel que permite  que aquellos que se les ha sido confiados “vivan plenamente”.  Por eso, el versículo que precede el texto de hoy  dice claramente : « He venido para que ellos tengan la vida y la vida en abundancia » (Jn 10,10).

San Juan, en su evangelio, pone el acento en la individualidad de cada quien y la importancia que tenemos para Dios“Yo soy el Buen Pastor. Yo conozco mis ovejas y mis ovejas me conocen”. Cuando alguien es importante para nosotros, conocemos su nombre, que se trate de miembros de nuestra familia, de nuestro grupo de amigos, de nuestros colegas, de personas de nuestro alrededor o ambiente. El conocimiento de una persona nos permite amarla y respetarla.

El odio, al contrario, destruye la individualidad, y reagrupa las personas dándoles una etiqueta negativa. Es entonces mucho más fácil   luchar contra ellas y eliminarlas. Los prejuicios y el odio reducen un grupo a una etiqueta, una abstracción. No se conoce más el nombre de las personas, ellas no tienen rostro, no sabemos más quienes son. Un ejemplo extremo de este comportamiento se dio en los campos de exterminación nazi durante el tiempo de Hitler (en la 2ª guerra mundial). La Gestapo tatuaba un número sobre los brazos de los prisioneros judíos. Ellos no eran más individuos o personas, sino enemigos del estado, sin rostro, sin personalidad propia. Se convertían en prisioneros con un número de identificación. Esto continúa ocurriendo en nuestros días en muchas prisiones. Los números y las categorías hacen el odio, la tortura y la muerte mucho más fácil.   

Siempre será peligroso agrupar la gente en categorías preconcebidas o ya totalmente hechas: “los judíos”, “Los musulmanes”, “los católicos”, “Los protestantes”, “los negros”, “los homosexuales”, “las prostitutas”, etc.

En el evangelio de hoy, el Señor rechaza esta negación de la persona. El conoce sus ovejas y las llama por su nombre. El Buen Pastor es el Dios de los judíos, de los samaritanos, de los musulmanes, de los hindúes, de los cristianos: “todavía tengo otras ovejas que no son de este rebaño”.

El Buen Pastor es aquel que se preocupa, que se toma el tiempo de conocer, que responde a las necesidades de una sola persona a la vez: María Magdalena, Zaqueo, la cananea, el buen ladrón, el paralítico, la samaritana, el leproso, Mateo, Nicodemo, el ciego de Jericó, etc.

En este domingo del Buen Pastor, estamos invitados a marchar sobre las huellas del Señor, a ser buenos pastores y pastoras para la gente que nos rodea.

Al final de nuestra vida, esperamos que se podrá decir de nosotros lo que se ha dicho de Cristo: “Él ha pasado su vida haciendo el bien y ayudando a los demás a tener vida y la vida en abundancia”.




OBJETIVO-VIDA de la semana:

Informarme sobre otras comunidades cristianas presentes en mi barrio o ciudad.

Contactar un organismo cristiano de mi comunidad y en la medida de mis posibilidades, ofrezco mi ayuda
para participar en su misión. 



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