domingo, 28 de abril de 2024

29 de abril del 2024: lunes de la quinta semana de Pascua o memoria de Santa Catalina de Siena

 

Completamente relajante

 

(1 Juan 1, 5 – 2, 2; Mateo 11, 25-30) El Dios luminoso de quien nos habla la primera lectura no se aleja de nuestras tinieblas, sino que, al contrario, las acoge incansablemente, para sacarnos de ellas siempre nuevos. Asimismo, Jesús, mensajero incansable del amor en la verdad, conoce sin embargo nuestras fatigas y quiere aliviarlas. Él es nuestro descanso, en la mansedumbre y humildad que son también las de Dios, su Padre y la nuestra. ■

Jean-Marc Liautaud, Fondacio



(Hechos 14, 5-18) Cuando la vida me trae su parte de sufrimiento, de fracasos, de soledad, ¡qué difícil es confiar! Pero es el camino a la liberación, a la curación.

 


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,5-18):

EN aquellos días, cuando en Iconio se produjeron conatos de violencia de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para maltratar a Pablo y a Bernabé y apedrearlos; al darse cuenta de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio.
Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en voz alta:
«Levántate, ponte derecho sobre tus pies».
El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia:
«Los dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos».
A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio.
Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y diciendo:
«Hombres, ¿qué hacéis? También nosotros somos humanos de vuestra misma condición; os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo “que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen”. En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio de sí mismo con sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia».
Con estas palabras, a dura penas disuadieron al gentío de que les ofrecieran un sacrificio.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 113B,1-2.3-4.15-16

R/. No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria


No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»? R/.

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R/.

Benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,21-26):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama será amado mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Le dijo Judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»
Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

Palabra del Señor

 

 

Recordando las Revelaciones de Dios


Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

Juan 14:25–26

 

A veces olvidamos todo lo que Dios nos ha dicho. Por ejemplo, podemos tener una experiencia clara de la presencia de Dios en nuestras vidas, como una poderosa percepción espiritual obtenida a través de la oración, una profunda convicción de Su voz hablada a través de un sermón, la libertad transformadora que se encuentra a través del Sacramento de la Reconciliación, o alguna forma de inconfundible claridad impartida a través de la lectura de las Sagradas Escrituras. 

Cuando Dios nos habla, impartiéndonos Su Verdad, Su fuerza, Su perdón y toda otra forma de gracia, nos consolamos espiritualmente al sentir Su cercanía. Pero cuando surgen problemas, esos momentos de claridad pueden perderse fácilmente.

Los discípulos habrían tenido muchas experiencias esclarecedoras durante los tres años del ministerio público de Jesús. Se maravillaron de la autoridad espiritual que encontraron en Sus sermones, fueron testigos de innumerables milagros, vieron cómo los pecadores eran liberados, vieron a Jesús transfigurado en gloria y vieron a nuestro Señor entrar profundamente en oración con el Padre. 

Cada vez que encontraron el poder de Dios en acción, habrían crecido en su convicción de que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Pero Jesús también sabía que estos discípulos pronto perderían su fe en Él. Él sabía que mientras miraban desde la distancia con miedo mientras arrestaban, golpeaban y mataban a Jesús, comenzarían a olvidar todo lo que habían experimentado anteriormente. 

El miedo puede causar confusión, y Jesús sabía que sus discípulos pronto caerían en esa trampa. Por esta razón, Jesús pronunció las palabras anteriores a sus discípulos. Les prometió que el Espíritu Santo pronto vendría sobre ellos para enseñarles todo y recordarles todo lo que Él les había dicho.

Qué bueno sería si cada lección que aprendimos de Dios permaneciera al frente y al centro de nuestras vidas. Qué lindo sería si nunca permitiéramos que el miedo nos confunda y nos haga olvidar todo lo que Dios nos ha dicho de diversas maneras. 

Así como Jesús sabía que los discípulos necesitarían la ayuda del Espíritu Santo para recordar, también sabe que nosotros necesitamos la misma ayuda del Espíritu Santo. Por lo tanto, las palabras dichas a los discípulos arriba también se nos dicen a nosotros. “El Abogado, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho”.

¿Qué lecciones de fe has aprendido en el pasado que necesitas recordar? Es el papel del Espíritu Santo traer esas lecciones a la mente cada vez que las necesitemos. Por lo tanto, a medida que nos acercamos a la gloriosa celebración de la Solemnidad de Pentecostés, es un buen momento para orar al Espíritu Santo y pedir el don de recordar las muchas formas en que Dios se ha revelado a nosotros. 

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo trabajan en perfecta armonía entre sí, pero cada uno tiene un papel distinto en nuestras vidas. 

El papel del Espíritu Santo es especialmente conducirnos día a día al cumplimiento de la voluntad del Padre de llegar a ser perfectamente conformes a la Persona de Jesucristo.

Reflexiona hoy sobre esta poderosa promesa que nuestro Señor hizo a sus discípulos y a nosotros. Ora al Espíritu Santo. Ábrete a la dirección continua del Espíritu en tu vida y nunca permitas que el miedo te lleve a la confusión. En cambio, permite que Dios disipe toda confusión y te recuerde todo lo que te ha hablado a lo largo de tu vida.

 

Glorioso Señor Jesús, Tú prometiste a los discípulos y a todo Tu pueblo que el Espíritu Santo sería enviado a nosotros para recordarnos todo lo que Tú has revelado. Espíritu Santo, por favor desciende continuamente sobre mí, enséñame y guíame. Ayúdame a nunca olvidar las muchas lecciones que me han enseñado para que nunca deje que el miedo me lleve a la confusión. Jesús, en Ti confío.


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Lecturas de Santa Catalina de Siena


Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):

Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Sí decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguna peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 102

R/. Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades,
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

 

 29 de abril: Santa Catalina de Siena,

Virgen y Doctora de la Iglesia—Memoria

 

1347–1380 Santa patrona de Europa, Italia, las enfermeras, los enfermos y los ridiculizados por su piedad

Invocada contra incendios, abortos y tentaciones

Canonizada por el Papa Pío II el 29 de junio de 1461

Proclamada Doctora de la Iglesia por el Papa Pablo VI en octubre 4, 1970

Proclamada Copatrona de Europa por el Papa Juan Pablo II el 1 de octubre de 1999

 

Cita:
¿No sabes, hija querida, que todos los sufrimientos que el alma soporta o puede soportar en esta vida, son insuficientes para castigar la más pequeña falta, porque la ofensa ha sido hecha a Mí, que soy el Bien Infinito?, exige una satisfacción infinita? Sin embargo, deseo que sepáis, que no todas las penas que se dan a los hombres en esta vida se dan como castigos, sino como correcciones, para castigar al hijo cuando ofende; aunque es verdad que tanto la culpa como la pena pueden ser expiadas por el deseo del alma, es decir, por la verdadera contrición, no por el dolor finito soportado, sino por el deseo infinito; porque Dios, que es infinito, desea un amor y un dolor infinitos

~El Diálogo de Santa Catalina de Siena

 

Reflexión:

Caterina di Jacopo di Benincasa (Catherine) fue la vigésimo tercera o vigésimo cuarta hija nacida de padres amorosos en la próspera ciudad de Siena, Italia. Su gemela, así como la mitad de sus veinticuatro hermanos, no sobrevivieron a la infancia. Cuando era niña, Catherine se destacó. Le pusieron el sobrenombre de "Euphrosyne", que significa "alegría", debido a su carácter gozoso y su profunda devoción a Dios desde una edad temprana. A los cinco años subía de rodillas las escaleras de su casa mientras rezaba el Ave María en cada escalón. A la edad de seis años, mientras caminaba con su hermano, tuvo la primera de muchas visiones. Vio a Jesús, sentado en un trono, coronado como Rey, rodeado de los santos Pedro, Pablo y Juan. Esta experiencia sobrenatural llevó a Catalina aún más profundamente a una vida de oración, penitencia y devoción infantil. Al cabo de un año, había hecho el voto personal de entregar toda su vida a Dios. Su vida de oración era tan evidente que sus padres le dieron un dormitorio en el sótano para que pudiera usarlo como su lugar personal de oración. Esta “celda” en la que vivió y rezó también estaba en su alma. Más tarde le contaría a su director espiritual que cuando estaba preocupada o tentada, construía una célula dentro de su mente, de la cual nunca podría huir. Su vida de oración también aumentó sus virtudes y trató a su padre como a Jesús, a su madre como a María y a sus hermanos como a los Apóstoles.

Cuando Catherine era una adolescente, se opuso firmemente al deseo de sus padres de que se casara. Quería dedicarse únicamente a Dios, por lo que comenzó a ayunar y orar. Incluso llegó a cortarse el pelo para ser menos atractiva para los hombres jóvenes. Finalmente, sus padres aceptaron su vocación.

En 1363, apenas tres días después de cumplir dieciséis años, Catalina se unió a la Tercera Orden de Santo Domingo. La Tercera Orden estaba formada por laicos que vestían hábito religioso pero vivían en casa y trabajaban en el mundo en lugar de en un claustro. Sirvieron a los pobres y enfermos y realizaron obras de caridad. Durante los primeros años como Dominica de la Tercera Orden, Catalina vivió principalmente una vida de reclusión y oración. Alrededor de los veintiún años, contrajo lo que más tarde se describiría como “matrimonio místico” con nuestro Señor. Mientras oraba, se le apareció Jesús, junto con la Virgen María y el rey David como arpista. Jesús le puso un anillo en el dedo y se fue. El anillo permaneció por el resto de su vida, aunque Catherine fue la única que pudo verlo.

Dos siglos después, la mística española Santa Teresa de Ávila describiría así el matrimonio místico en su clásico espiritual, Castillo Interior :

Cuando nuestro Señor se complace en apiadarse de los sufrimientos, tanto pasados ​​como presentes, soportados por su anhelo por Él por esta alma que Él ha tomado espiritualmente por Su esposa, Él, antes de consumar el matrimonio celestial, la trae a esta Su mansión o cámara de presencia. Esta es la séptima morada, porque así como tiene morada en el cielo, así también la tiene en el alma, donde nadie sino Él puede morar y que se puede llamar segundo cielo.

Santa Teresa continuó explicando que este matrimonio celestial, este segundo cielo, es un don permanente otorgado a un alma. Por Su divina presciencia, cuando Él es consciente de la santidad permanente de un alma, le otorga este don de unión divina. Catherine fue una de las que recibió este raro regalo.

Después de recibir el don del matrimonio espiritual, Catalina comenzó un ministerio más activo hacia los pobres, los enfermos y los encarcelados de Siena. Cuando la peste bubónica (“Peste Negra”) azotó Siena, Catherine y sus compañeros siguieron trabajando arduamente, atendiendo a los afectados. Catalina también comenzó a involucrarse en controversias que asolaban a la Iglesia y al Estado. Escribió cientos de cartas a reyes, reinas, noblezas, religiosos, sacerdotes e incluso al propio Papa. En ese momento, las divisiones en la Iglesia eran tan profundas que Catalina se dedicó a severas penitencias y oraciones. Por ejemplo, ya no comía ni bebía, vivía únicamente de la Sagrada Eucaristía que recibía todos los días. Mientras estaba en Pisa en 1375, Catalina se enteró de las rebeliones dentro de la Iglesia. Cayó en éxtasis y recibió el regalo de un estigma invisible, que apareció físicamente en su cuerpo sólo después de su muerte. Tuvo una visión de nuestro Señor crucificado y rayos de luz se extendieron desde el cuerpo de Jesús hasta el de ella, atravesándola.

Un tema dominante de sus cartas al Papa fue instarlo a regresar a Roma. En ese momento, el papado se había trasladado a Aviñón, Francia, lo que se convirtió en la causa de muchos conflictos internos de la Iglesia. Se eligieron antipapas y la confusión fue generalizada. Catalina sabía que el Santo Padre, “papá” como ella lo llamaba, necesitaba regresar a la Ciudad Eterna para poner fin al caos. Sus cartas, y más tarde sus conversaciones cara a cara, no sólo fueron dirigidas al Santo Padre con el afecto y la sinceridad de una amorosa hija espiritual, sino que también fueron firmes, directas y desafiantes. En una carta al Papa Gregorio XI, le escribió instándolo a regresar a Roma: “Te digo, padre en Cristo Jesús, ven pronto como un manso cordero. Responded al Espíritu Santo que os llama. Yo os digo: Venid, venid, venid, y no esperéis el tiempo, porque el tiempo no os espera”. El Papa escuchó y regresó a Roma en 1377. Los últimos años de la vida de Catalina los pasó escribiendo cartas, visitando ciudades que estaban en guerra contra el papado y consultando a dos papas, primero el Papa Gregorio XI y luego su sucesor el Papa Urbano VI. Ella unió al pueblo, ganó muchos seguidores, abordó los abusos políticos, culturales y morales y dio un testimonio continuo de Cristo crucificado a través de su vida penitencial.

Su último, y quizás el mayor, regalo a la Iglesia fue su libro titulado El Diálogo de la Divina Providencia. Se cree que este libro fue dictado por Catalina mientras permanecía en éxtasis. Es una conversación entre un alma y el Padre Celestial. Además de esta gran obra maestra espiritual, han sobrevivido 382 de sus cartas y veintiséis de sus oraciones.

Santa Catalina fue una de las santas más grandes e influyentes de la historia de la Iglesia. Durante su vida tuvo un poderoso impacto en aquellos con quienes se encontró, incluido el Papa. Con su muerte, sigue teniendo un profundo impacto en la Iglesia como Doctora de la Iglesia. Nada de eso hubiera sido posible si ella no se hubiera dedicado a fervientes oraciones y penitencias durante toda su vida. Reflexiona sobre tu propia vida de oración mientras honramos a Santa Catalina y esfuérzate por imitar su amor ardiente por su Señor, su Divino Esposo. Ese amor, alimentado por un deseo insaciable de Dios, se ve maravillosamente en la siguiente oración que ella misma escribió:

 

Oración:

Dios eterno, Trinidad eterna, Tú has hecho tan preciosa la Sangre de Cristo al compartir Tu naturaleza Divina. Eres un misterio tan profundo como el mar; cuanto más busco, más encuentro, y cuanto más encuentro, más te busco. Pero nunca podré estar satisfecho; Lo que recibo siempre me dejará deseando más. Cuando Tú llenas mi alma, tengo un hambre cada vez mayor y me siento más hambriento de Tu luz. Deseo sobre todo verte a Ti, la verdadera Luz, tal como eres realmente. Amén. 

Santa Catalina de Siena, ruega por mí. Jesús, en Ti confío.

28 de abril del 2024: Quinto Domingo de Pascua (Ciclo B)

 

Dios nos ama

 

¡Da fruto y da más! Se trata de una extraña expresión que podríamos, en el contexto de nuestro mundo actual, entender como una invitación a la rentabilidad, e incluso a la competitividad. Pero no corramos ese riesgo.

El Evangelio de hoy nos invita a crecer en la amistad con Cristo, a arraigarnos en su palabra y, en cierto modo, a hacer en libertad esta elección que Dios no deja de proponer al hombre: la vida o la muerte. Hay mucho en juego porque no debemos secarnos. Comprender que somos de la misma vid, que somos el mismo pueblo, del que Cristo es cabeza, es responder a este encuentro esencial de la comunidad al que nos convoca nuestro bautismo. Pero también es implementar y poner en práctica la palabra de Dios en nuestra vida diaria.

Así que hagamos, como nos recuerda Juan, lo que es agradable a los ojos de Dios y aprendamos a amarnos unos a otros como Dios nos ha mandado.

Dar fruto adquiere entonces todo su significado una vez que implementamos los mandamientos de Dios y entendemos que son para nosotros un camino hacia la felicidad, una promesa de felicidad reiterada por Jesús en las Bienaventuranzas.

Dar fruto implica descubrir y comprender cuánto quiere Dios nuestra felicidad. Nos invita a echar raíces en él, a permanecer en él y a escuchar su llamada a seguirlo.

¿Cuándo me di cuenta de la importancia, en mi vida, de mis raíces en Cristo y en su palabra?
¿Qué medios pongo en práctica, cada día, cada semana, para permanecer en él, para vivir los sacramentos de la Iglesia? 

Benoît Gschwind, obispo de Pamiers


Hoy Jesús Resucitado utiliza la imagen de la viña para hablar de nuestra relación con Él. “Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes”, dice Él. Injertados en Él, nosotros daremos muchos frutos en abundancia. Injertados en Él, podremos amar como Él, y manifestarle al mundo su presencia.




L   E   C   T   U   R   A   S


PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 9, 26-31

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, porque no se fiaba de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles.
Saulo les contó como había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y como en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús.
Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos lo bajaron a Cesaréa y le hicieron embarcarse para Tarso.
Entre tanto la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo.

Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 21

R.- EL SEÑOR ES MI ALABANZA EN LA GRAN ASAMBLEA.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que le buscan:
viva su corazón por siempre. R.-

 Lo recordarán y volverán al señor
hasta de los confines de la tierra;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postraran las cenizas de la tumba,
ante él se inclinaran los que bajan al polvo. R.-

 Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablaran del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.-



SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN 3, 18-24

Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él, en caso de que condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios; y cuanto pidamos lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Y este es su mandamiento que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Palabra de Dios



ALELUYA Jn 15, 4.5b

Permaneced en mí y yo en vosotros, dice el Señor, el que permanece en mí da fruto abundante.



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 15, 1-8

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
-- Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo poda para que dé mas fruto. Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mi y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.

Palabra del Señor


Buscar ser podado

 

dijo Jesús a sus discípulos:

-- Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros.

 

Juan 15:1–3

 


Podar una vid es una parte importante para ayudarla a crecer y producir no sólo más frutos sino también los mejores frutos. Si no se poda, una vid eventualmente producirá menos frutos y frutos de peor calidad. Una buena poda ayuda a dirigir el alimento de la vid hacia los nuevos brotes que son más fructíferos.

La enseñanza de Jesús utiliza la imagen de podar una vid para ayudarnos a comprender que la fe debe conducir a la caridad.

Primero, Jesús dice que Él es la “vid verdadera”. Él es la única fuente del alimento que necesitamos para la nueva vida de la gracia. Él es el único camino al cielo y a la salvación. Conocer a nuestro Señor y estar firmemente apegados a Él es fe.

Segundo, nuestro Señor dice que quita todo sarmiento que no da fruto. Esto indica que la fe sin el buen fruto de la caridad está muerta y es como un pámpano de la vid que no produce nada.

En tercer lugar, cuando Jesús encuentra una rama que da buenos frutos, no la deja sola. En cambio, lo poda con amorosa atención para que “dé más fruto”.

Para aplicar estas enseñanzas a nuestra propia vida, comienza por mirar tu fe como si fuera una rama firmemente unida a una vid. ¿Crees todo lo que Dios ha hablado a través de Su santa Palabra? Es útil examinar periódicamente nuestra conciencia respecto a nuestra fe. Dado que la fe es el primer paso en la vida espiritual, debe permanecer firmemente cimentada en la Verdad que Dios ha revelado. Esto significa que debemos estudiar regularmente la Palabra de Dios tal como se revela a través de las Escrituras y las enseñanzas catequéticas de la Iglesia, y asentir a esas enseñanzas con toda nuestra mente.

Luego, después de afirmar tu fe en todo lo que Dios ha dicho a través de las Escrituras y la Iglesia, trata de examinar tu caridad. ¿Ves actos concretos de amor en tu vida que resultan de tu fe? En otras palabras, podemos “amar” muchas cosas de una manera puramente emocional. Pero la caridad se basa en la fe, no en cómo nos sentimos. La caridad es fruto de la fe. ¿Qué actos de caridad puedes señalar en tu vida? ¿Qué has sentido que Dios te llama a hacer de manera desinteresada y sacrificada? ¿Lo has hecho?

Finalmente, cuando descubras las formas en que la caridad está viva dentro de ti, debes saber que Dios centrará Su poda allí. La poda puede ser dolorosa. Requerirá sacrificio, paciencia ante las pruebas, superar el egoísmo y hacer cosas que no te apetece hacer. De hecho, a veces Dios incluso hace que los actos de caridad parezcan desagradables como una forma de podar tus motivaciones y hacerlas más puras, basadas más en la fe que en la emoción. Pero esto es bueno.

Reflexiona hoy sobre estas santas imágenes de Jesús. Es una lección de la naturaleza que revela la vida sobrenatural de la gracia en acción. No te dejes disuadir por la poda que Dios quiere hacer. Abraza el sufrimiento con amor, responde a la injusticia con perdón, ofrece misericordia cuando no te apetezca y busca servir desinteresadamente a aquellos que parecen no merecerlo. Hacerlo te podará para que Dios pueda construir Su Reino de manera gloriosa a través de ti.

 

Jesús, Vid gloriosísima, Tú y sólo Tú eres la fuente de todo alimento en la vida. De Ti provienen todas las cosas buenas. Ayúdame a tener una fe firme en Ti y en todo lo que has revelado, para que esta fe brote y produzca abundancia de buenos frutos para la gloriosa edificación de Tu Reino. Jesús, en Ti confío.


2 de mayo del 2021: 5o Domingo de Pascua (B)

"Yo soy la viña y ustedes son los sarmientos...Y mi Padre es el Viñador"  
(Jn 15,1 ss)



Hoy Jesús Resucitado utiliza la imagen de la viña para hablar de nuestra relación con Él. “Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes”, dice Él. Injertados en Él, nosotros daremos muchos frutos en abundancia. Injertados en Él, podremos amar como Él, y manifestarle al mundo su presencia.






L   E   C   T   U   R   A   S



PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 9, 26-31

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, porque no se fiaba de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles.
Saulo les contó como había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y como en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús.
Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos lo bajaron a Cesaréa y le hicieron embarcarse para Tarso.
Entre tanto la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo.

Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 21

R.- EL SEÑOR ES MI ALABANZA EN LA GRAN ASAMBLEA.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que le buscan:
viva su corazón por siempre. R.-

 Lo recordarán y volverán al señor
hasta de los confines de la tierra;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postraran las cenizas de la tumba,
ante él se inclinaran los que bajan al polvo. R.-

 Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablaran del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.-



SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN 3, 18-24

Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él, en caso de que condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios; y cuanto pidamos lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Y este es su mandamiento que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Palabra de Dios



ALELUYA Jn 15, 4.5b
Permaneced en mí y yo en vosotros, dice el Señor, el que permanece en mí da fruto abundante.



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 15, 1-8

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
-- Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo poda para que dé mas fruto. Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mi y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.

Palabra del Señor



A guisa de introducción :  



Una vida productiva

La vida y o sistema capitalista está basada en la producción, la rentabilidad: toda inversión económica que de ganancias, se guarda, se mantiene; si no se corta con ella. Esta mentalidad se ha apoderado de todas las esferas de actividad, hasta tal punto que uno se interroga sobre el valor de sus acciones, por medio de la evaluación.

En la alegoría de la viña, el acento está puesto en la producción: dar o portar fruto es una expresión que se repite 5 veces. El fruto es sinónimo de provecho, resultado, ventaja, utilidad, eficiencia. Si uno no porta o da fruto, es ineficaz, improductivo, inútil.

El fruto es bueno, agradable, mejora la vida. El fruto es el símbolo de toda buena acción, de todo gesto de bondad, de toda acción iluminada y realizada con juicio, tacto, autenticidad; no es siempre fácil; una acción realizada por personas diferentes, con riquezas de personalidad complementarias (Por personas diplomáticas o por personas con una franqueza de una sola pieza); por personas activas o sociables o por personas atentas y disponibles; por personas alegres o por personas a la escucha.

La rentabilidad está asociada a la aceptación de los otros en sus diferencias, la apreciación de la colaboración, de cualidades complementarias. Son personas diferentes o complementarias quienes hacen parte de los Consejos Parroquiales o del grupo animador de la pastoral. Es en el compromiso que uno demuestra ser cristiano, que uno se identifica con su fe y comunión con Jesús.

La unión con Jesús aumenta la confianza en si mismo, en sus capacidades de acción, como lo hace la comunión o amistad de dos amigos.

El vínculo fuerte con Jesús evita “la constante acción sin dirección o metas”; él motiva la acción, orienta hacia Dios, ayuda a volverle a encontrar sentido al evangelio. La expresión “aquel que permanece en mi”, se repite 6 veces: es el deseo de Jesús que uno se apegue a Él, se aferre a Él con seguridad, fidelidad, estabilidad.

Es en el compromiso que uno demuestra su vinculación con Jesús y es en la oración que uno encuentra la energía, la fuerza de comprometerse hasta el final. Entre uno más ora, cree más en la fuerza de la oración, y es más uno percibe los efectos. La oración entonces llega a ser un medio poderoso de acción…




Aproximación psicológica al texto  del evangelio:


Beber en la VIÑA

Uno podría ver en este capitulo 15 del evangelio de Juan que trata sobre la verdadera VIÑA  el pendiente (continuación o símil)  o semejanza con el capitulo 6 que ha tratado sobre el PAN DE VIDA, de tal manera que estaríamos acá en un contexto eucarístico.

De la misma manera que debemos comer el pan (“la carne”), debemos nutrirnos o alimentarnos de la Vid (“beber la sangre”). Beber la sangre de Jesús no se reduce meramente a un gesto ritual, ello supone una relación de intimidad entre el sarmiento (la rama verde de un año que brota de la viña) y la viña, entre el discípulo y Él.

“Beber la sangre de Jesús”, es ser un sarmiento que bebe la savia de la viña, y en consecuencia comparte la suerte, el destino de esta viña.  Ahora, Jesús ha sido podado por el Padre para que produjera fruto y produjera mucho más. Él ha sido llevado o conducido al sufrimiento y a la muerte a partir de su fecundidad en su compromiso fiel. Ha sido conducido a la muerte para conocer una fecundidad mucho mayor aún. 

Mismo, tocamos acá  el misterio de fecundidad que es evocado en otra parte por la imagen del grano de trigo que debe caer en tierra para poder dar fruto (Jn 12,24).

Esta imagen del grano que muere está  seguida inmediatamente de una invitación a entrar en la misma experiencia: “Aquel que ama su vida la pierde, y aquel que deja de amarrarse o atarse en este mundo la guardara para la vida eterna. Si alguien quiere servirme, que me siga…” (Juan 12,25-26).

De modo parecido, aquí Jesús invita a sus discípulos a comprometerse también en la misma experiencia que Él. Este pasaje está situado en la última conversación que tiene antes de la Pasión, en el momento en que Jesús se prepara a “ser podado”  para “producir frutos en abundancia”.

Antes de abandonarse totalmente entre las manos del Viñador (El Padre), Jesús invita a los discípulos a ser sarmientos que “permanecen en- o sobre la viña”, que se alimenten de lo que la viña ha vivido, que vivan la misma aventura con el viñador.

Vemos entonces cómo la eucaristía qué consiste a beber el fruto de la viña, adquiere acá una significación existencial profunda que compromete al discípulo. No se trata meramente de participar en un rito, sino de solidarizarse en profundidad y de modo permanente con el recorrido o camino de Jesús, de “permanecer” en comunión con las convicciones que lo han hecho vivir y morir, de “permanecer” entre las manos del viñador pase lo que pase (“Mi Padre es el viñador”- v.1).

Solamente un recorrido, marcha o camino de este tipo permite acceder a una vida intensa y cargada de sentido, “fecunda en abundancia” (v.8).




Reflexión Central 


Unidos a la viña para dar fruto



"Dar frutos" es una exigencia en el mundo de hoy…pero cuales frutos son verdaderos, plenos de sentido y con valor de eternidad?


“Producir, producir”…, ”Produzca algo …”, “haga algo”, “comparta”, “de ganancias”, “Trabajar, trabajar y trabajar”.

Son frases que escuchamos muy a menudo en el mundo y la sociedad de hoy. Quien no produce es un parásito, no sirve para nada y es una lacra para la sociedad, su comunidad o su entorno…Y ello a pesar del desempleo cada vez más creciente, la privatización de las empresas y la inversión en nuevas tecnologías o fuentes de trabajo que dejan a muchos sin la posibilidad de trabajo, de un empleo, de poder explotar sus talentos, sus capacidades, su capacidad de producir…

¿Qué mundo es este? Tan contradictorio, tan lleno de paradojas.

Pero más allá de la dimensión socio-económica-política, el ser humano está llamado antes que nada, y en su esencia y de manera primordial a recrear el mundo, a trabajar, a hacer el mundo más bello y habitable por su comportamiento solo y con los otros,  manifestado en gestos, palabras y obras. Estas son las primicias (los primeros frutos) que se esperan de todo ser humano. Por ello la importancia de la escuela del hogar, de la escuela pública, a ello debe tender primordialmente la educación sea privada o popular: a hacer del ser humano un co-creador con Dios, a embellecer y o encantar el mundo dejándose poseer, inspirar y conducir por el Espíritu…Espíritu recibido después del nacimiento biológico, significado por el sacramento del bautismo y celebrado en la liturgia o rito del bautizo.

Lastimosamente el asunto fe o vida trascendental hoy se ve de manera parcial, superficial y lacónicamente remplazada por la palabra Religión, palabra ingrata, mal leída y comprendida y que para muchos se convierte en generadora de disputas y división, de infelicidad cuando Dios quiere precisamente todo lo contrario, que el ser humano, su criatura por excelencia sea feliz y encuentre pleno sentido a su existencia.

Por eso alguien ha dicho y con razón que Jesús no vino para fundar una religión sino para presentarnos un estilo de vida, un camino de verdad hacia la felicidad, como peregrinar (marcha desde el nacimiento hasta la muerte)  hacia la casa del Padre, el destino final y único de todo ser humano.

En calidad de fieles que nosotros somos, somos interrogados por este evangelio sobre nuestra vida misma y sobre el testimonio que nuestra propia vida transmite o da de Cristo. Somos puestos frente a frente de nuestras responsabilidades porque es por los frutos que producimos que se reconocerá al Señor que nos anima y es por ello que el Señor será glorificado, y si el Señor es glorificado, lo será en la alegría.

Nuestra existencia no tiene otro objetivo diferente que de alegrar al Señor, Él es feliz si el conjunto de su creación evoluciona con armonía.

Hemos comprendido que el Señor nos hace eficaces por el Espíritu que deposita en nosotros. Es la savia que sube de la cepa (o el tronco o la vid) hacia los sarmientos que permite a los frutos colmarse de vida antes de convertirse en el vino nuevo que abreva el mundo. Si el fruto no es bueno y el vino se corrompe o se daña, ¿qué ocurre? Eso pasa porque quizás el tronco o la cepa es demasiado vieja (o) y es necesario cambiarla, o esto ocurre por el hecho que los sarmientos han sido mal podados, chupan la savia y no dan buen fruto?

De una manera general, después de dos décadas pasadas de este siglo XXI, hay la tendencia a creer que las ideas fuerza que animan la vida sobre la tierra después de más de 2000 años están caducas, mandadas a recoger, y que el tronco o la cepa esta vieja (o) y que es necesario cambiarla. Se pretende hacer creer que el cristianismo ha cumplido su ciclo, que ya pasó  su tiempo y que al entrar a una NUEVA ERA o NEW AGE  (la era de sagitario) esta debe darle un sitio a las nuevas espiritualidades.

Aquel que quiere matar su perro lo justifica diciendo que tiene rabia, quien quiere rechazar el evangelio pretende creer y afirmar que es ilegible que no se comprende, aquel que ve la paja en el ojo de los otros no percibe sin duda la paja que tiene en el suyo. Como darle sentido a la vida si uno no es capaz de orientarse a sí mismo?

EL Evangelio que reconocemos como Palabra de Dios está a nuestra disposición para ayudarnos a reivindicarnos y a ponernos de nuevo en el camino para luchar por la causa, para rechazar lo que es nocivo, para desechar lo que no es portador de esperanza. Es así como se nos sugiere que encontremos en la Escritura lo que es portador de fruto y rechazar el resto. Si algo no va bien, es en nuestro interior que hemos de buscar y no buscar la falta o el error en la cepa o el tronco que nos alimenta de savia (el cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia).

El fruto que estamos expuestos a producir, el vino nuevo que abreva el mundo, es el amor que tenemos dentro de nosotros mismos y que debe motivar todas nuestras relaciones con los demás. Si  en nuestros días, el mundo carece de amor, y le falta amor no es la culpa de Dios que nos prodiga (ofrece, da) hoy y como siempre el mismo evangelio.

Si las cosas van mal es porque los seres humanos no saben más amar y cuando los seres humanos no son capaces de amarse los unos a los otros, se oprimen entre ellos, ellos violentan a los más débiles para despojarlos de sus bienes. Es a causa de la falta de amor que aquellos que no son esclavos se toman o apropian del derecho de oprimir los otros y de hacerlos dependientes. Lo que más entristece es que estos no se dan cuenta mismo de lo que ellos hacen y llegan a creer que el mundo entero se les parece.

Curiosamente el evangelio, ha sido predicado hasta en los extremos de la tierra y el amor no siempre ha seguido, no ha sido siempre una continuación.

Si es necesario podar de nuevo la viña, será necesario saber cuáles ramas y a qué altura deben ser podadas. “Felices o bienaventurados aquellos que escuchan mi palabra y la guardan (u obedecen) dice el Señor”.

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